Se concede mucha benevolencia a la crítica acibarada que luego se disculpa con un simple «perdóname, pero digo las cosas como las siento». Expresar una aseveración tal y como uno la siente es un subterfugio magnífico para eludir el deber de tener tacto. Se puede impugnar esa excusa con un delator «preferiría que me dijeras las cosas como las piensas y pensaras antes lo que me vas a decir». Les aseguro que cumplir este sencillo protocolo evitaría la escalada de muchos conflictos
prefiero las "palabras" al silencio.
ReplyDeleteprefiero un "perdonáme" y no la soberbia.
prefiero admitir mis errores en vez de echarle toda la culpa al otro.